Este lienzo es una copia pictórica de buena calidad de la obra Ángel de la Guarda de Bartolomé Esteban Murillo, conservada en la Catedral de Sevilla, y que los técnicos del CAEM consideran que debe atribuirse a los hermanos Cabral y Aguado Bejarano. El patriarca de la saga, Antonio Cabral Bejarano (1785-1861) fue uno de los artistas más reputados de la pintura sevillana de la primera mitad del siglo XIX, director de la Escuela de Bellas Artes y del Museo de Pinturas de Sevilla. Sus hijos Francisco, José María, Manuel, Juan Antonio y Rafael, notables pintores románticos y costumbristas, continuaron con la tradición familiar y mantuvieron los apellidos paternos. Cabe señalar que Juan Cabral y Aguado Bejarano se especializó en copias de obras de Murillo; también sus hermanos Manuel y Francisco realizaron copias de diferentes lienzos del pintor barroco. Además, se tiene noticia que Juan solicitó al Capítulo de la Catedral de Sevilla realizar copias de las obras de Murillo, entre las cuales el Ángel de la Guarda.