La obra pertenece a la mano del gran impulsor del modernismo catalán en pintura, Ramón Martí Alzina (Barcelona, 1826-1894).
Se trata de una romántica composición, realizada en óleo sobre tela, en la que se representa a una bella joven en un jardín. La vaporosidad de su vestido desvela la mano del maestro. El artista realizó varias copias de esta obra en diversas ocasiones, pues era una de las más apreciadas entre las diferentes alegorías de las estaciones que ofertaba: en este caso, sin duda se trata de una pieza realizada con soltura pero que desprende una gran delicadeza.