Se trata de una obra inédita del pintor Lorenzo Suárez, un excelente maestro del Siglo de Oro murciano, que se formó con el pintor de cámara de Felipe III, Bartolomé Carducho.
Instalado en Murcia a partir de los primeros años del siglo XVII, Suárez entró en el círculo artístico más ilustre de la ciudad, como Cristóbal de Acebedo y Juan de Alvarado, pintor que fue también su maestro.